Se cuenta a Paolo del Pozzo Toscanelli entre los precursores del descubrimiento de América, que tal vez presintió. Este ilustre florentino fue un singular ingenio, un sagaz astrónomo, sabio geógrafo y habilísimo cartógrafo que, impulsado por el espíritu renacentista, se apartó de la autoridad de Tolomeo para crear una obra original, de acuerdo con su recia personalidad, a base de los datos recogidos directamente por él o por los viajeros con los que conversó. Influyeron mucho en su ánimo los relatos de Nicolás de Conti, que recorrió los países asiáticos que bordean el Océano índico, y los escritos de Marco Polo. Por los datos reunidos, providencialmente falsos, se hacía avanzar a Asia hacia Oriente mucho más de lo que avanza en realidad.
Toscanelli creía que el lejano Cathay, la China, al que tan difícil era llegar por tierra, se encontraba a la otra orilla del Atlántico a sólo 7 000 Km, y en la ruta a través del Mare Tenebrosum, se encontraban la fabulosa isla Antilia y Cipango o Japón, distantes una de otro tan sólo 225 leguas. Estos datos de Toscanelli se consignaban en una carta dirigida en 1474 al canónigo de Lisboa Fernando Martines, al que había conocido años antes en Roma; con ella, trataba de influir para que Portugal se lanzase a la empresa de encontrar el camino del Maluco o islas de las Especias por la ruta de Occidente.
Colón, que había mantenido correspondencia con Toscanelli, conocía la carta y el discutido mapa, que con su optimismo, animó al navegante, primero, en su proyecto, y después, en su atrevida empresa. Se conserva una carta de la misma fecha en que Toscanelli habla a Colón de la mejor ruta para llegar a las islas de las Especias. Toscanelli murió en 1482, diez años antes de que Colón alcanzase tierras americanas, a las cuales, tomó por las costas de Asia, sugestionado por los errores del mapa de Toscanelli, del que estuvo pendiente durante toda la travesía, según demuestran sus continuas consultas con Alonso Pinzón. El padre Bartolomé de las Casas se hace eco de las continuas consultas que el Almirante hizo en el mapa de Toscanelli, que el religioso dice haber visto. En él, se colocaba el extremo oriental de Asia a 120° de Lisboa, cuando realmente son 220° los que separan aquella población del meridiano que pasa por Hong-Kong. Estos errores fueron la causa de que creyese Colón haber encontrado la isla Antilia, que dio nombre al archipiélago americano, y que prosiguiese su ruta en busca de Cipango.
Toscanelli gozó de gran prestigio entre los florentinos. Fue amigo de Brunelleschi y hasta parece que intervino en la construcción de la cúpula de la catedral. Lo estimaron mucho el cardenal Nicolás de Cusa, Cristóbal Landino y otros ingenios que le dedicaron obras; Poliziano, admirador de Toscanelli, le dedicó unos versos griegos que dicen:
"Paolo recorre la tierra y con su mente clara los cielos estrellados; al mismo tiempo, es mortal e inmortal. ¡Oh dioses! ¡Oh Parcas!, no nos lo arrebatéis y permitid que puedan gozar de su arte y de su ciencia los habitantes de la tierra y del cielo".