La capa más externa del tronco de un árbol se llama corteza. Está formada de células muertas y es muy resistente. La función principal de la corteza es proteger al tronco del ataque de animales como ardillas, venados, aves e insectos. También lo resguarda de enfermedades propagadas por hongos y del clima. A su vez, impide que el árbol se seque y lo aisla del frío o del calor excesivos.
Sin esta piel, el árbol no podría crecer. Los finos tubos que llevan el agua y los nutrientes se hallan justo debajo de la corteza. Si se dañan, el árbol podría morir. La corteza también posee diminutos orificios, llamados lenticelas, por los cuales el árbol respira.