Aun cuando el tres suele ser un número que trae suerte, representa la Santísima Trinidad y hay que tener mucho cuidado con su uso. En otros tiempos, la Iglesia ortodoxa prohibía a los seglares encender los tres cirios del altar con la misma vela, aunque ésta era cosa que podía hacer, en cambio, un sacerdote. En la guerra de los bóers, los soldados británicos ahorraban fósforos sirviéndose de uno solo para encender tres cigarrillos. La prolongada iluminación de la cerilla daba tiempo al enemigo para apuntar a los soldados, por lo que era frecuente que el tercer hombre se convirtiera en blanco perfecto.