La hipótesis de que grandes colisiones debieron haber sucedido durante la formación de los planetas data de la década de 1960, cuando el científico ruso Víctor Safronov la propuso, incluso como la posible causa de la inclinación del eje de Urano.
Poco después, en 1974, William K. Hartmann y Donald R. Davis, presentaron en un congreso la posibilidad de que la Luna hubiera sido formada a partir de un cataclismo, esto es, una colisión entre la Tierra primigenia y un cuerpo lo suficientemente grande —probablemente del tamaño del planeta Marte— como para expulsar la cantidad de manto necesario para crearla.
A pesar de que la teoría contó con pocos adeptos en los años sucesivos, ya que fue considerada una teoría ad hoc poco rigurosa, hubo algunos científicos, como William Ward, que la apoyaron y continuaron investigando a partir de esta hipótesis, ya que consideraron que además podía resolver algunos enigmas sobre el momento angular Tierra-Luna. Poco a poco, el modelo del impacto catastrófico fue emergiendo y en un congreso sobre la formación de la Luna celebrado en 1984, ya fue considerada como la teoría dominante y más plausible