El primer día está dedicado a la doma. Los competidores disponen de 7' 30" para representar unas veinte figuras al paso, al trote y al galope. La doma demuestra la calma y la docilidad del caballo así como la aptitud del caballista para manejarlo.
El segundo día, el caballo debe demostrar su resistencia y su rapidez disputando tres carreras de fondo: un recorrido plano de 23 km sobre terreno variado, un campo traviesa de 7.6 km (con 33 obstáculos) y un steeple-chase de 3.6 km. Las velocidades mínimas exigidas son de 15 km/h, 27 k/h y 36 k/h. Las faltas se sancionan con puntos de penalización: caídas, rehuses, etc.
El tercer día se comprueban las dificultades de recuperación de los competidores, que deben saltar 12 obstáculos . . .
Inscrito en los Juegos Olímpicos, ese concurso tan espectacular exige del jinete toda la gama de las cualidades ecuestres.