El hombre, para bien o para mal, crea su propio paisaje. Se puede apreciar claramente en las regiones agrícolas de Europa Occidental, en China y en el sureste asiático, aunque hasta en los países menos poblados el paisaje es escasamente «natural». Los mapas que muestran la «vegetación natural» suelen mostrar cómo serían las cosas sin la intervención del hombre.
El hombre no sólo actúa sobre la vegetación, sino que también altera la corteza terrestre. Herramientas sencillas como palas y carretillas bastan para producir grandes cambios en el rostro de ía Tierra. Los métodos utilizados para la construcción de las Pirámides y de la Gran Muralla china se siguen empleando hoy.
Naturalmente, las posibilidades de transformar el paisaje son mayores en los países industriales, donde se emplean máquinas para remover el suelo, camiones pesados y explosivos. Cuando el hombre actúa como fuerza geológica, suele ser de forma indirecta, modificando o eliminando la vegetación. Los resultados pueden ser destructivos (erosión del suelo, desertización o inundaciones), aunque también crea medios estables y muy productivos. En el sureste asiático, por ejemplo, hay campos en terraza que, según los arqueólogos, llevan utilizándose continuamente desde hace cinco o seis mil años. Por otro lado, en las praderas norteamericanas, unos años de cultivo despiadado en clima seco provocaron los desastres del «dustbowl» en los años 30, cuando el viento arrancó todo el suelo. Amplias zonas fértiles en torno al Eufrates, al Tigris y al Indo, que en otras épocas alimentaron a las primeras civilizaciones, son hoy yermas o están inundadas y excesivamente salinizadas por métodos de cultivo poco prudentes.
La acción sobre la vegetación produce también cambios en el ciclo hidrológico que, a su vez, puede causar cambios en el paisaje. Una alta proporción de limo en el agua de un río puede atascar los embalses y los canales de regadío e incluso hacer cambiar el curso del río. La deforestación en el curso superior del río puede traer como consecuencia un exceso de limo, que se puede combatir mediante la repoblación y otras medidas contra la erosión. En ocasiones un alto contenido de limo puede ser beneficioso. El limo del Nilo fertilizaba los campos de Egipto todos los años, hasta que la Gran Presa de Assuán puso fin a esta inundación anual. La presa ha aumentado la necesidad de fertilizantes artificiales importados y caros, ha destruido la pesca en el delta y ha puesto al delta mismo, la región más fértil de Egipto, en peligro de ser totalmente arrasada por el mar. El hombre tiene una gran capacidad para cambiar el rostro de la Tierra, aunque su disposición para reconocer las consecuencias de sus acciones es mucho menor.