Los paracaídas se inventaron mucho antes que os aviones. En 852 en la España musulmana, Armen Firman saltó desde una torre alta con una capa en un marco de madera y vivió para contarlo.
Leonardo da Vinci diseñó un paracaídas en la década de 1480, aunque nunca lo puso a prueba. El inventor croata, Fausto Vran'de saltó con un diseño similar en 1617.
Estos primeros paracaídas no despertaron el interés de la gente debido a que no había ninguna máquina volando alrededor para hacerlos más útiles. En 1783, por el mismo tiempo que el primer globo de aire caliente, Sebastien Lenormand inventó un paracaídas, que puso aprueba al saltar de un árbol de unos escasos metros de altura. Unos años más tarde, después de haber afinado su diseño, saltó desde una alta torre de manera exitosa.
En 1785 Jean Pierre Blanchard utilizó un perro para probar su propio diseño de paracaídas. El perro no sufrió daños, y el mismo Blanchard, en 1793, se vio obligado a utilizar un paracaídas para escapar de un accidente de globo.
Hasta entonces, los diseños utilizados en los paracaídas usaban marcos de madera. En 1797 André Jacques Garnerin saltó desde un globo a más de 900 m de altura con un paracaídas sin marco mucho más parecido a los que se utilizan hoy en día. Desde entonces los paracaídas han salvado miles de vidas.
