Imagina un mundo sin números: no podrías saber cuánto dinero tienes y cuanto has gastado, tampoco tendrías idea de lo que cuestan las cosas. Por otra parte, tampoco podrías hacer ecuaciones de segundo grado.
La evidencia más temprana de números que se ha encontrado, son marcas en piedra que señalaban los días que iban pasando, y que data de hace más de 30.000 años. Hacer marcas en la piedra o la madera está muy bien si lo que se desea es mantener una registro de pequeñas cantidades, pero si se desea utilizar números más grandes, se necesita un sistema. Por ejemplo, sin un sistema el número 23 sería algo como esto: /////////////////////// (Es decir, no muy útil).
Pero debido a que, utilizamos el sistema decimal, para señalar el veintitrés ponemos un 2 a la izquierda para significar dos lotes de diez, y un 3 a la derecha para indicar tres lotes de uno.
Los primeros en utilizar un sistema numérico fueron los antiguos mesopotámicos, alrededor de 3400 a. C. A diferencia de nuestro sistema decimal (base diez), los mesopotámicos tenían un sistema sexagesimal (base 60). Probablemente les gustaba el número 60 porque muchos otros números podían dividirse exactamente en el mismo. Como ya vimos anteriormente, el número 23 en el sistema decimal son dos lotes de diez y tres lotes de uno, pero en la antigua Mesopotamia la misma cifra (23) significaría dos lotes de sesenta y tres lotes de uno (ó 123 en el sistema decimal).
Tenemos que agradecer a los antiguos egipcios por el ejemplo más temprano del sistema decimal, que data de alrededor del 3100 antes de Cristo.
Los dígitos del 1 al 9 que usamos hoy fueron desarrollados en la India por Aryabhata I alrededor del año 500. En el año 800 el matemático persa Muhammad ibn Musa al-Khwarizmi fue uno de los primeros en establecer la idea de usar un 0 para mostrar las potencias de diez (10, 100, 1.000, etc)