La nieve es en realidad vapor de agua que se ha congelado en las nubes en cristales hexagonales de hielo. Estos cristales de hielo aparecen de color blanco y no transparentes como el agua, porque todos los lados de estos pequeños cristales que forman los copos de nieve reflejan la luz.
Lo sorprendente es que, aunque miles de millones de copos caen en una tormenta de nieve, ¡no hay dos copos que tengan exactamente el mismo diseño! Su tamaño varía también, dependiendo de la temperatura. Cuanto más frío haya, menor es el copo de nieve. En un clima más cálido, algunos copos de nieve alcanzan más de una pulgada de ancho.
Debido a que pequeñas plantas microscópicas se pueden mezclar con la nieve después de que ha caído, hay lugares en Groenlandia y en el Ártico que llegan a tener ¡nieve roja y verde en el suelo!