En realidad, hay dos tipos de planetas en nuestro Sistema Solar. A un tipo se le llama planeta terrestre (o rocoso), ya que es muy parecido a la Tierra. El otro es un planeta joviano (o gaseoso), porque es más como Júpiter.
Cuando el Sistema Solar se formó, los planetas tomaron forma de las nubes de polvo y gas. Los planetas que se formaron cerca del Sol, como la Tierra, se crearon principalmente de polvo denso el cual contiene elementos como hierro y carbono, mientras que los gases más ligeros fueron consumidos por el calor del Sol. Así que los planetas terrestres, Tierra, Marte, Mercurio y Venus, son pequeños y sólidos.
Pero los planetas jovianos se formaron lejos del Sol, donde el calor de nuestra estrella no era lo suficientemente fuerte como para quemar los gases ligeros. Así que los grandes planetas gaseosos Júpiter, Saturno, Neptuno y Urano, son mucho más grandes y ligeros, compuestos por líquidos y gases, con un pequeño núcleo de materia sólida. Tal vez estos planetas no tienen superficie real, y su atmósfera se hace gradualmente más espesa para formar lo que se nos presenta como una esfera sólida.
Debido a que Saturno es menos denso que el agua, si se le pudiera colocar en un enorme cuerpo de agua, ¡flotaría!