En ciertas regiones de cultivo se utilizan grandes cantidades de productos químicos, lo que no es favorable para el medio ambiente. Algunos de esos pesticidas y fertilizantes terminan con plantas y animales inofensivos, como flores silvestres o mariposas. También penetran en el suelo, llegan a los ríos y los contaminan. Además, los restos que quedan en las frutas y hortalizas son nocivos si se ingieren en gran cantidad.