En Stonehenge, Inglaterra se levantan enormes megalitos, algunos de hasta más de 7 metros, dispuestos en tres círculos, uno dentro del otro.
Estos megalitos parecen estar en ese patrón por una razón, pero hasta hace poco, nadie sabía cuál era. La gente sólo podía adivinar que se trataba de un antiguo templo, que, según las pruebas de radiocarbono, fue construido en 2200 a. C.
Fue en 1966, que Gerald Hawkens, un profesor de astronomía, alimentó una computadora con el patrón de los megalitos y descubrió cual era el propósito de Stonehenge. No era, como muchos creían, un antiguo templo.
Al marcar la salida y puesta del sol en diferentes épocas del año a través de varias aberturas en los círculos de piedras, Hawkens descubrió que Stonehenge fue una especie de calendario estacional por el cual se calculaba las salidas y puestas del sol y la luna, e incluso para predecir los eclipses lunares.
Hawkens halló que cada 24 de junio, día de San Juan, una persona podría estar en el centro exacto del círculo y saber que el sol lo iluminará directamente a través de una línea de pilares de piedra. Como un calendario, esta estructura de piedra es asombrosamente exacta, ¡un homenaje a los astrónomos antiguos que vivieron hace más de 4.000 años!
El profesor Hawkens estimó que se necesitaron 1.500.000 días-hombre de trabajo para construir Stonehenge.