Las primeras turbinas eólicas se usaron en los años cuarenta para transformar la energía del viento en electricidad. Proporcionaban electricidad a granjas remotas. En la actualidad, las turbinas de viento tienen dos o tres aspas, instaladas en altas torres a una altura de hasta 30 metros. Cuando el viento sopla, las aspas giran e impulsan un pequeño generador que produce electricidad. Desde principios de los 80, se han construido grupos de turbinas, llamadas granjas eólicas, sobre tierra y en el mar.