Las primeras estrellas empezaron a brillar unos 300 millones después del Big Bang. Las partículas resultantes de éste empezaron a agruparse hasta formar nubes de gas, que fueron creciendo y calentándose cada vez más. Al final, el núcleo de esas nubes alcanzó tal temperatura que explotaron y se convirtieron en gigantes bolas de fuego: las estrellas. Todos los días nacen y mueren estrellas.