Frases sobre la avaricia y el ahorro

  • El hombre avaricioso está lleno de temores, y quien vive con temor será siempre un siervo.—Horacio.
  • Aunque se le arrebaten al avaricioso todos sus tesoros, siempre le quedará una joya, pues no es posible despojarle de su avaricia.—John Millón.
  • La riqueza ha creado más codiciosos que la codicia hombres ricos.—Thomas Fuller.
  • La codicia tiene tal poder cegador, que todos los argumentos del mundo no convencerán a un hombre de que es codicioso.—Thomas Wüson.
  • La avaricia y el lujo han sido la ruina de todo gran Estado.—Tito Livio.
  • La avaricia se ha adueñado hasta tal punto de los hombres, que más bien que poseer las riquezas parece que son éstas las que les poseen a ellos.—Plinio el Joven.
  • La avaricia es más opuesta a la economía que la generosidad.—La Rochefoucauld.
  • La avaricia, o el deseo de lucro, es tan universal como la pasión, que actúa en todos los tiempos, en todos los lugares y sobre todas las personas.—David Hume.
  • La avaricia suele ser la última pasión de aquellos que han malgastado la primera parte de su vida en el placer y han consagrado la segunda a la ambición.—Samuel Johnson.
  • La avaricia es madre de la crueldad (Crudelitatis mater avaritia est).—Proverbio latino.
  • El hombre que sabe gastar y ahorrar es el más feliz, porque disfruta con ambas cosas.—Samuel Johnson.
  • Ahorra de joven y gasta de viejo.—H. G. Bohn.
  • Más vale tener una gallina mañana que un huevo hoy.— Thomas Futter.
  • El ahorro consiste en poner cuidado y escrúpulo al gastar los medios de que se dispone. No es una virtud y no requiere destreza ni talento.—Kant.
  • El amor a la economía es la raíz de toda la virtud.— G. Bernard Shaw.
  • Después del orden y la libertad, la economía es una de las cosas esenciales a un gobierno libre. La economía es siempre una garantía de paz.—Calvin Coolidge.
  • La frugalidad es una miseria disfrazada.—Publio Siró.
  • La frugalidad comprende todas las demás virtudes.—Cicerón.
  • No hagas ningún gasto como no sea para hacer bien a los demás o a ti mismo, es decir, no desperdicies nada.—Franklin.