Aunque sea difícil de creer, el coronel William Rankin hizo exactamente eso.
Por lo que se sabe, él es el único hombre que ha saltado de un avión directamente a una tormenta eléctrica y sobrevivido. Rankin estaba volando sobre la costa de Carolina del Norte en un avión de combate, cuando su motor falló.
Fue a una altitud de 46.000 pies, cuando saltó del avión, pero su paracaídas no se abrió hasta que había llegado a unos 10.000 pies de altitud. Por unos interminable 45 minutos después de eso, los poderosos vientos de la tormenta le arrojaban de un lado a otro como si fuera una pelota de tenis golpeada por una raqueta.
Más tarde escribió un libro sobre su experiencia, al que tituló Ride the Thunder, en el que describe lo que sintió al montar una tormenta eléctrica.
Fue un milagro que lo único que Rankin sufrió (aparte de las sacudidas), fue una ligera congelación.