Los vikingos fueron probablemente los mejores marinos de su tiempo.
Tenían un gran conocimiento sobre las mareas y cómo usarlas para dirigir sus barcos a donde desearan. Sabían guiarse por la luz de las estrellas y como aprovechar la dirección de los vientos. Los vikingos tenían otro truco para encontrar su camino en el mar.
El secreto estaba en las aves que ellos siempre llevaban cuando salían a un largo viaje. Si el capitán del barco quería saber si la tierra no estaba muy lejos en el horizonte, una de las palomas era puesta en libertad.
El ave lo que hacía era subir más alto y más alto, rodeando el mástil. Si la paloma no podía ver tierra, renunciaba y regresaba a la nave.
Para una mejor manera de detectar tierra, los marinos tendrían que esperar a la invención del telescopio, siglos más tarde.