Los trenes experimentales de este tipo ya están en uso. Estos trenes utilizan algunas básicas reglas de magnetismo que les permite viajar a grandes velocidades.
Recordemos que los polos magnéticos opuestos se atraen mientras que los similares se repelen. Tanto el tren y la pista en la que corre se convierten en electroimanes, pero ambos tienen los mismos polos.
Cuando la máquina está encendida, el tren se levanta de la pista y "flota" en el aire. No hay fricción que frene el tren en su viaje hacia delante.
El tren viaja con sólo un susurro a una velocidad de más de 400 kilómetros por hora.
A Hermann Kemper le fueron concedidas las patentes para trenes de levitación magnética propulsados por motores lineales entre 1937 y 1941. Maglev es la abreviatura en inglés de levitación magnética.