Cada día hay más partidarios de las llamadas "comidas instantáneas", que son alimentos deshidratados y congelados que pesan la cuarta parte que los comestibles frescos, conservan el sabor durante años en paquetes sellados y se pueden comer calientes con sólo agregarles agua hirviendo.
Las técnicas de deshidratación y congelación fue empleada por primera vez en la década de 1950 por el gobierno estadounidense para suministrar raciones livianas de alimentos para astronautas, exploradores y militares. El alimento primero se coloca en una cámara hermética en medio de ciertos platos huecos que contienen un líquido refrigerante, el cual lo congela mientras una bomba de vacío extrae rápidamente el aire de la cámara.
Una vez que el alimento se endurece, el refrigerante se reemplaza con un gas caliente y entonces la escarcha se convierte directamente en vapor sin transformarse primero en agua.
Para conservar sus nutrientes, sabor y buen aspecto, los alimentos se deben congelar lo más deprisa posible, si bien el proceso de deshidratación es muy lento: el vapor es extraído de inmediato por la bomba de vacío pero la comida tarda unas 20 horas en ser deshidratada por completo; es necesario empaquetarla en ese momento para evitar que quede oxígeno y humedad en ella.
