¿Por qué no salimos disparados de los carros de la montaña rusa?

El fenómeno que mantiene a la gente en sus asientos en la montaña rusa de un parque de diversiones es el mismo que mantiene el agua sin derramarse de una cubeta cuando se balancea ésta en redondo rápidamente: la inercia, que es la resistencia que opone un objeto a cambiar de movimiento.

En los juegos mecánicos la inercia puede ser más fuerte que la gravedad, por eso ni al dar una vuelta de 360 grados hay riesgo de que alguien se caiga.

Quienes se animan a mantener abiertos los ojos ven las cosas como si el mundo se hubiese volteado y no ellos. Los cinturones de seguridad de los carros entrarían en acción si éstos avanzaran muy despacio.

La velocidad y la inercia también permiten a los motociclistas dar vueltas alrededor de una pista circular de paredes muy empinadas. Una vez que un objeto ha sido puesto en movimiento por una fuerza, continuará moviéndose en línea recta hasta que sea detenido o desviado por otra fuerza.

Si un tren se detiene súbitamente, los pasajeros son impulsados hacia adelante porque la inercia mantiene su movimiento en esa dirección. Lo mismo sucede al tomar una curva cerrada en un automóvil: la dirección de éste cambia, pero la inercia de los cuerpos los impulsa hacia la dirección original.

Nadie sale disparado de la montaña rusa porque un círculo equivale a un número infinito de líneas rectas superpuestas, cada una de las cuales realínea la dirección del viaje.