En 1888, Otto von Bismarck, el gobernante de Alemania, quería establecer una colonia alemana en Samoa, un grupo de islas en el Océano Pacífico Sur.
Una flota de la marina alemana fue enviada a Samoa para bombardear los pueblos nativos. Algunos de estos disparos impactaron en algunas propiedades norteamericanas en Samoa, y los marineros alemanes después echaron abajo una bandera estadounidense.
Los Estados Unidos enviaron una flota de buques de guerra a la isla para proteger a sus ciudadanos. Pero justo en el momento que las dos flotas se encaraban en un puerto de Samoa, un potente huracán golpeó las islas y destruyó ambas flotas.
Los marineros alemanes y estadounidenses tuvieron que ayudarse unos a otros para sobrevivir a la catástrofe, y los agravios entre los dos países pronto se olvidaron. Si no hubiera sido por un huracán, ¡tanto los Estados Unidos y Alemania, podrían haber ido a la guerra aquel año!
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