¿De dónde viene el ámbar?

El ámbar es una sustancia amarilla y dura a la que se le suele considerar un piedra semi-preciosa. Pero el ámbar no es un mineral, ¡sino los restos de árboles que vivieron hace millones de años atrás!

En tiempos prehistóricos, la savia brotaba de los pinos hacia la tierra. Parte de esta savia o resina, quedó enterrada bajo tierra o el agua, y durante millones de años, el peso de la tierra o el agua convirtió la resina en la bella sustancia mineral que llamamos ámbar.

A veces, los insectos o animales pequeños quedaban atrapados en la savia pegajosa, la cual se endurecía en torno a sus cuerpos. Hoy en día, cuando se encuentra una pieza de ámbar, ¡todavía puede contener las criaturas que fueron sepultados junto a ella hace millones de años!

El ámbar ya era valorado para su uso en la joyería aun antes de que la historia comenzara. Los antiguos griegos descubrieron que cuando se frotaba el ámbar, se electrificaba, y podía recoger cosas a la manera que hace un imán con el hierro. La palabra griega para ámbar era Elektron, término del cual viene la palabra electricidad.

La pieza más grande de ámbar que se ha encontrado pesaba más de 15 kilogramos.

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