A finales del siglo XIX, Sara Winchester se trasladó a una casa ordinaria en San José, California.
Por alguna razón, la acaudalada mujer comenzó a agregar un cuarto adicional a la casa cada año. Para el tiempo en que ella murió en 1922, la casa ya tenía 160 cuartos, y cubría una extensión de seis acres.
La mayor parte de los cuartos en la casa de la señora Winchester nunca fueron utilizados. Algunos tenían unos cuantos centímetros de ancho. Las escaleras no llevaban a ninguna parte, y las ventanas se abrían sobre las paredes en blanco. La casa de ocho pisos se construyó con tres elevadores, 48 chimeneas, 2.000 puertas, 10.000 ventanas, y kilómetros de pasillos secretos y vestíbulos.
Se levantó también un cuarto especial que fue totalmente dedicado al número trece. Tenía trece ventanas, trece puertas, trece luces, etc.
La mansión Winchester es hoy un museo, se abre a cualquier persona que quiera ver la casa más extraña en la Tierra!
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