El muro de Adriano

   Cuando los romanos ocuparon Gran Bretaña, el emperador Adriano mandó construir un muro fortificado, entre Escocia e Inglaterra, de una extensión de 120 kilómetros, entre el mar de Irlanda y el mar del Norte.
   Esta obra colosal, que recuerda a la Gran Muralla de China, fue edificada entre los años 122 y 126 por los soldados romanos; cada centuria estaba encargada de edificar un tramo de muro. Paralelo a este corría un foso de 4 metros de profundidad. Sobre la tierra se levantaba un muro de piedra maciza de 4,50 metros de alto por 2,50 metros de ancho. En la parte superior, un camino de un metro de ancho facilitaba los transportes y comunicaciones. Torres y fortines esparcidos con regularidad servían de cobijo a los centinelas. Los soldados habitaban en diecisiete fortalezas escalonadas a lo largo del muro. De esta forma, los romanos pudieron detener las incursiones de los agresivos pueblos escoceses que llegaban del norte.