La higiene del sueño

   SE puede provocar la muerte de una persona o de un animal, no solo privándoles del alimento que los nutre o del aire necesario para su respiración, sino también impidiéndoles dormir por un tiempo prolongado; en este caso, la fatiga del sistema nervioso y del sistema muscular es tan grande, que la vida resulta imposible. El sueño es un estado de reposo indispensable para la subsistencia en la vida humana y en la animal.

   Nuestro organismo, durante el sueño, se halla en un estado de relajación y laxitud general. En los músculos cesa casi completamente la formación de sustancias nocivas, que se producen a causa del trabajo muscular, y son, a su vez, factores de fatiga; por otra parte, las producidas anteriormente son eliminadas también durante el sueno. En el sistema nervioso, los impulsos corren con menor frecuencia y no existen emociones ni excitaciones violentas; gracias a esta temporal disminución del trabajo, el sistema nervioso puede enfrentar en buenas condiciones las tareas de la jornada siguiente. Incluso las funciones de la vida vegetativa —digestión, respiracion, circulación de la sangre, etc.— se desenvuelven con un ritmo mucho mas lento mientras dormimos; esto significa que, incluso los órganos internos, necesitan un merecido descanso. Ya veremos mediante que complicados mecanismos, aun no del todo aclarados, se produce el fenómeno del sueño. Ahora se darán normas para que el sueño nos rinda el máximo beneficio.



   CUÁNTO DEBEMOS DORMIR

   En general, cuanto más joven es una persona, más es el tiempo que debe dedicar al sueño; así lo indica el examen de la siguiente tabla:

• Recién nacido: 18 o 20 horas.
• A los 6 meses: 364 horas de sueño diurno, mas uno nocturno de 10 a 12 horas.
• Al año: 2 horas diurnas, mas un sueño nocturno de 10 a 12 horas.
• A los 2 años: 2 horas diurnas, mas 9 a 10 horas de sueño nocturno.
• A los 4 anos: 10 a 12 horas de sueño nocturno.
• Un joven: 9 a 10 horas.
• Un adulto: 7 a 9 horas.
• Un anciano: 6 a 7 horas.