¿Se puede cultivar cualquier planta?

   Si se conocen teóricamente las condiciones en las cuales viven las plantas, reproduciéndolas es posible cultivarlas. La realidad es a menudo diferente. A menos que se utilicen me­dios extremadamente perfeccionados como los fitotrones. donde se controlan perfectamente parámetros como la temperatura, la luz, la humedad y el suelo; no siempre es fácil proporcionara la planta las condiciones a las cuales está habituada.
   Hay plantas que se acomodan a condiciones muy variables, hay otras que, por el contrario, son muy exigentes. Las plantas turberas que crecen en un suelo extremadamente pobre, muy húmedo o muy seco y ácido, serían muy difíciles de cultivar en Europa, simplemente porque no se les puede propor­cionar un suelo con la acidez suficiente. Algunas plantas de las selvas tropicales húmedas están habi­tuadas a la humedad constante y excesiva, de modo que el menor soplo de viento, la menor corriente de aire, las seca en minutos. Finalmente, hay un cierto número de factores que se nos esca­pan, en el caso de las asociaciones entre plantas y bacterias u hongos. Numerosas plantas viven, en efecto, en asociación con hongos a nivel de las raíces. Existe más o menos una simbiosis: los hongos sintetizan, probablemente, las sustancias que la planta no es capaz de obtener por sí sola. Ahora bien, tanto los hongos como las algas son muy exigentes en cuanto a la ecología y a las codiciones del medio. Cuando se introduce una planta a un jardín o a un invernadero, en general, los hongos que viven con ella desaparecen; si hubiera una sim­biosis obligatoria, sería imposible mantener a esta planta con vida. Los hongos son organismos difíciles; hasta ahora se ha llegado a cultivar algunas variedades de agárico, al que se le llama común­mente hongo de París; se realizan igualmente semícultivos de morilla, pero la mayoría de los hongos silvestres europeos ¡se re­sisten a toda tentativa de domesticación! Se les llega a cultivar en medios artificiales pero, en general, no fructifican así que ca­recen de partes comestibles.
   Cuando se les llega a obtener es de manera totalmente aleatoria, difícil de explicar satisfactoriamente, lo que hace imposible pen­sar en una explotación industrial.
   Algunas algas son más complacientes, sin duda, porque las con­diciones marinas o de agua dulce son más fáciles de dominar. Algunos agrónomos han pensado inclusive que sería fácil culti­var estas plantas para convertirlas en el alimento del futuro.