¿Quién descubrió por qué los hijos suelen parecerse a sus padres?


   En el convento que los agustinos tenían en Brünn (hoy Brno, Checos­lovaquia), el fraile austríaco Gregor Mendel pasó su vida, desde que ingresó en él en 1843 hasta su muerte en 1884, estudiando las leyes que determinan la transmisión hereditaria de los caracteres en los seres vivos. A base de un material experimental tan aparentemente insignificante como los guisantes, Mendel fue ca­paz de ordenar y aclarar el misterio por el cual se producen los mecanis­mos de la herencia; mecanismos que luego se demostrarían igualmente válidos para todos los seres vivos, desde los virus hasta el hombre, pa­sando, como es natural, por los gui­santes.

   En el jardín del convento de Brno, Gregor Mendel, cruzando diversos tipos de guisantes y observando las consecuencias de las distintas com­binaciones, pudo formular las que luego serían llamadas leyes de Mendel y que constituyen la base de la genética, o sea la ciencia que estu­dia la herencia biológica. En sus leyes, Mendel explicó cuáles son los carac­teres llamados dominantes y cuáles los recesivos en cada especie, y en qué proporción se transmiten a sus sucesivas generaciones. Los trabajos de Mendel quedaron perfectamente resumidos y expuestos con toda cla­ridad y lógica en un folleto titula­do Experimentos de hibridación en plantas, presentado en la Sociedad de Historia Natural de Brno en 1866. Pero no fueron valorados por la cien­cia hasta treinta y cinco años más tarde, en que varios biólogos estu­diaron y divulgaron sus textos.