¿Cómo funciona una centrifugadora?


   Las centrifugadoras, que como las seca­doras domésticas utilizan la fuerza cen­trífuga, son empleadas habitualmente en la industria y en los laboratorios para efec­tuar separaciones diversas. Consideremos un líquido en estado de reposo: si contiene partículas sólidas, éstas caen poco a poco al fondo por acción de la gravedad. Cuan­do la diferencia entre las masas especí­ficas del sólido y del líquido sea pequeña, la sedimentación tardará mucho en producirse o, incluso, no llegará a producirse, obstaculizada por las vibraciones o por las corrientes de convección. Se puede tratar, también, de una emulsión, en la cual un líquido está dividido en glóbulos microscó­picos en el seno de otro líquido con el cual no se mezcla (una salsa vinagreta es una emulsión de aceite y vinagre; la leche es una emulsión de grasa y agua). Ahora bien, los efectos de la fuerza cen­trífuga pueden aventajar fácilmente a los de la gravedad para conseguir, de una manera acelerada, la separación de componentes. Veamos, por ejemplo, cómo interviene la centrifugadora en la fabrica­ción de la mantequilla. Omitamos aquí el desnate espontáneo, que consiste en dejar la leche en reposo a baja temperatura e ir sacando la crema con un cazo cuando ha subido a la superficie. Aparte que el procedimiento era lento, ocasionaba notables pérdidas de materia grasa y se obtenía una nata ácida, que producía una mantequilla de difícil con­servación.

En el desnate centrífugo, la leche es ver­tida de manera continua en un vaso cilindrico que gira rápidamente alrededor de su eje. La nata, más ligera, permanece en el centro, mientras que la leche desnatada, más pesada, es proyectada hacia las paredes del vaso, y las impurezas, to­davía más pesadas, se acumulan en las paredes. La nata y la leche desnatada son expulsadas por la entrada continua de le­che entera y recogidas en recipientes adecuados.

En los laboratorios de biología se utilizan ultracentrífugadoras muy rápidas (60 000 revoluciones por minuto es una velocidad corriente). Los líquidos son introducidos en unos tubos cerrados, que están dis­puestos en forma de corona. Permiten la separación de componentes tan ingrá­vidos como los glóbulos rojos de la san­gre, las moléculas proteicas, que están entre los principales constituyentes de la materia viva, e incluso las bacterias. Otro tipo de estas máquinas son las gran­des centrifugadoras, que permiten crear en el laboratorio unas aceleraciones pare­cidas a las que soportan los ocupantes de los aviones rápidos o de los cohetes espaciales. La centrifugadora adquiere en­tonces la forma de un tiovivo —bastante diabólico...— formado por un brazo gira­torio que lleva una barquilla en su extre­midad. Unos motores arrastran este brazo a unas velocidades muy altas en un tiem­po muy corto. Estoico, el sujeto toma asiento en un sillón orientable en cualquier dirección. Unos instrumentos regis­tran los efectos que producen las fuer­tes aceleraciones en el individuo y permi­ten estudiar sus reflejos. Con estos aparatos se pueden precisar las características que deben tener los arte­factos, en función del comportamiento humano, y probar el material y los equipos.



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