LA REFRACCIÓN DE LA LUZ

LUCES Y COLORES
UN famoso escritor estadounidense del siglo XIX, que también se ocupaba de cuestiones científicas, escribió en uno de sus libros: "Imagínense la cara del primer hombre que introdujo una vara en el agua y vio que parecía quebrada... ¿ Cuántas veces la habrá in­troducido y sacado? Luego, probablemente, habrá llegado a la conclusión de que en el fondo del agua debía haber magia o alguna intervención sobrenatural..."
Estamos por asegurar que así debió suceder. Ahora sa­bemos que aquel ignaro predecesor nuestro fue el primero que descubrió, hace miles y miles de años, uno de los más importantes fenómenos de la luz; el que nos conduciría al conocimiento de los colores: el fenómeno de la refracción.


LA REFRACCIÓN DE LA LUZ
Un rayo de luz que pa­sa de un medio óptica­mente menos denso (por ejemplo, el aire) a otro más denso (por ejemplo, el agua), o viceversa, cambia de dirección en el punto en que encuen­tra el segundo medio. Es­te cambio se llama re­fracción, y el medio más denso es den ominado refringente.
La explicación del fenómeno es muy sencilla. Compa­remos el rayo de luz con una columna de soldados que marcha oblicuamente a través de un prado (medio me­nos denso, aire). En cierto punto, la columna se interna en un campo arado (medio más denso, agua). En el campo arado se camina más lentamente que en el prado; de modo qire, partiendo del primero de la derecha y dirigiéndose ha­cia la izquierda, los hombres de las distintas filas se retra­san a medida que entran en el terreno arado. Al final, toda la columna (es decir, el rayo luminoso) habrá cambiado de dirección. La desviación, naturalmente, se produce también en el caso en que la columna marche en sentido opuesto. La comparación es clara: el rayo de luz, a medida que penetra oblicuamente en el agua, es progresivamente desviado y cambia de dirección. Con el rayo luminoso se produce exac­tamente el mismo fenómeno, originado, igualmente, por el paso de un medio a otro, caracterizado por una densidad diferente, y que ejerce una resistencia distinta.


EL BASTÓN SUMERGIDO EN EL AGUA
Es fácil explicar el fenómeno del bastón "quebrado". La extremidad A del bastón sumergido refleja hacia nuestro ojo rayos de luz (sin los cuales no podríamos verlo). El rayo de luz AB, que parte de A, al salir fuera del agua se desvía y se dirige en la dirección BC. Nuestro ojo, al recibirlo, ve naturalmente el punto A sobre su prolonga­miento en línea recta, o sea como si estuviera en A'. He aquí por qué el bastón parece quebrado.