¿Qué son los hongos dañinos?

   Los hongos, merced a que con ayuda del aire pueden esparcir sus esporas, se hallan notablemente diseminados, en­contrándose prácticamente en todas partes. Por carecer de clorofila, deben vivir como parásitos o saprofitos. Entre ellos se encuentran muchas especies per­judiciales; combatirlas exige grandes sumas. Entre los más nocivos se cuen­tan las royas y tizones, que atacan, en­tre otras plantas, el trigo. Las royas tie­nen, a menudo, un desarrollo compli­cado, siendo parásitos de distintos ve­getales durante su ciclo biológico. La roya del trigo vive alternativamente en éste y en el agracejo. En gran parte de Europa se la combate mediante la des­trucción del agracejo. Las hortalizas y los frutales están muy expuestos al ataque de los hongos, entre otros al de los mohos de las hojas y frutos. La tina o negrilla ataca las ho­jas del peral y manzano, pasando luego a los frutos, en cuya piel forma manchas oscuras. Las verduras, frutas y otros alimentos se echan a perder fácilmente, debido a la acción de mohos pertene­cientes a los géneros Penicillium y Aspergillus, cuyas esporas se encuen­tran normalmente en el aire. A estos hongos les favorece especialmente el aire húmedo: en los trópicos es casi imposible defenderse de ellos.

   Las distintas especies de poliporos oca­sionan la podredumbre de los árboles. Sus esporas penetran a través de zonas dañadas de la corteza. El micelio se in­troduce en el tronco y desarrolla los aparatos esporíferos adosados al árbol. El control y la lucha contra las enfer­medades de las plantas reviste una im­portancia básica para la agricultura. En general, las medidas preventivas son las más efectivas y las más fáciles de llevar a cabo. Es corriente el tratamiento de granos y semillas, por medio de com­puesto de mercurio, y el rociado con dis­tintos tipos de productos protectores, los fungicidas. Se comprende fácilmente la importancia del tratamiento de las semillas, puesto que un solo grano de trigo, atacado por el tizón, puede pro­ducir 200000 esporas. Sin embargo, el empleo de fungicidas y compuestos de mercurio puede convertirse en un arma de dos filos, ya que se ha demostrado acarrea efectos nocivos para toda la naturaleza. El cambio de cultivos, el tratamiento de tierras y el exterminio de las plantas que sirven de huéspedes a los hongos, en su ciclo, son otros métodos de lucha contra los hongos dañinos. Los investigadores intentan también produ­cir nuevas especies resistentes a ellos. El inconveniente es que, a menudo, los hongos tienen la capacidad de superar esta resistencia, formando, a su vez, nuevas especies.