¿Qué son los trastornos abdominales?

   Todo el mundo ha tenido alguna vez trastornos abdominales. Las afecciones gástricas e intestinales y otras enferme­dades del aparato digestivo son las do­lencias que el médico encuentra más frecuentemente en su consulta. Malas digestiones, catarros gástricos (gastritis) o intestinales (endoenteritis), estreñimiento o diarrea amargan la exis­tencia del hombre que vive en tensión. En Europa, un 6 % de los hombres y un 2 % de las mujeres padecen, en al­guna época de su vida, ulcus gástrico o duodenal. Es bien sabido que el estóma­go es muy sensible a la ansiedad, la intranquilidad y a otras muchas influen­cias exteriores. Se sabe que la provisión de sangre a la mucosa gástrica, así como al tubo digestivo en general, que está regida por el sistema nervioso autóno­mo, se reduce con las emociones y se supone que la mucosa del estómago tie­ne menor resistencia a sus propios jugos y puede sobrevenir la úlcera. También la secreción de jugos gástricos —especial­mente ácido clorhídrico— puede incre­mentarse más de lo que puede tolerar una mucosa normal.
   Nuestros hábitos alimenticios desempe­ñan un importante papel en el funcio­namiento del aparato digestivo. Sabe­mos que la úlcera de estómago es una afección derivada a menudo de la ten­sión nerviosa. En cuanto al cálculo bi­liar, se cree que es una enfermedad típi­ca del bienestar. En los quirófanos, los enfermos con cálculos biliares aumentan de acuerdo con el ritmo de elevación del nivel de vida. La causa de los cálcu­los biliares es todavía desconocida. Si un cálculo penetra en el conducto de la bilis, obstruye la vesícula biliar y aparece la ictericia. El mismo color ama­rillo se observa en las hepatitis. Una for­ma de contagio de las hepatitis víricas se ha puesto últimamente de moda: cuando el virus pasa a través de inyec­ciones y de sangre de pacientes infectados que se contagian al usarse agujas no esterilizadas correctamente. Si el paso del alimento es impedido, aparece una obstrucción intestinal, acompañada de calambres dolorosísimos. Si no des­aparece, es necesario operar. Especialmente en edades avanzadas hay que precaverse del cáncer de estómago e intestinos. Si el estómago enfermo no mejora en un tiempo prudencial, debe recurrirse al médico. Puede tratarse de cualquier inocente afección de estóma­go; pero si hay cáncer debe operarse cuanto antes mejor.