Tiziano (1477-1576), mago del color

   El viejo artista dejó sus pinceles y con­templó soñadoramente la obra maestra que tenía ante sí, en la que acababa de revelar maravillo­samente el esplendor de la vida veneciana del siglo XVI. "Creo", dijo sencillamente, "que estoy empezando a aprender a pintar un poco". El gran pintor, a la edad de 98 años, aún seguía pin­tando, y durante su larga vida de trabajo, de éxito y de honores, produjo más de 600 óleos, espléndidos milagros de luz, dibujo y colorido, que figuran hoy día, entre lo mejor del tesoro artístico universal.
   Tiziano Vecellio nació en Pieve di Cadore, en la región alpina al norte de Venecia. Cuando apenas era un niño de diez años, dejó su hogar montañés, donde, según nos cuenta la leyenda, pintaba con ju­gos extraídos de las flores, y fue a estudiar pintura a Veneeia, donde trabajó en los estudios de Giovanni y Gentile Bellini. Por su obra pictórica, pronto fue famoso y logró riquezas, buenos amigos y muchos honores. Era un hombre apuesto, de maneras corte­ses; pronto se familiarizó con duques, reyes y prín­cipes de la Iglesia. Los retratos de los personajes famosos que conocía se cuentan entre sus grandes obras. Su pri­mer retrato de Carlos I de Espa­ña y V de Alemania gustó tanto a este gran emperador, que hizo a su autor conde y caballero de la Espuela Dorada, y sus hijos fue­ron elevados al rango de nobles del Imperio. Entre sus más fa­mosos cuadros de tema religioso o mitológico, se encuentran La Asunción de la Virgen, Cristo y el Fariseo, Baco y Ariadna, El Entierro de Cristo, La Cena de Emaús y Venus Anadiomena.
   En 1530, a la muerte de su esposa, se estableció en una her­mosa casa en Venecia, frente al mar, e hizo de ella el centro de un famoso círculo artístico y li­terario al que acudían hasta los reyes. A la edad de noventa y nueve años, cayó víctima de la terrible epidemia que sólo en Ve­necia mató a 50 000 personas. Fue sepultado con honores en la iglesia de Santa María De'Frari. A Tiziano, se le considera uno de los pintores más grandes de todos los tiempos. En sus magníficos retratos de empera­dores, reinas, papas, duques y bellas mujeres, en sus grandiosas pinturas religiosas irradiando exquisitas armonías de color, y en sus serenas y encantadoras deidades paganas, reveló la brillante fastuosidad de la Venecia del siglo XVI, ciudad de lujo, de los pa­lacios, de las cúpulas y de los pórticos de mármol, soñadora en el áureo esplendor del azul Adriático.
   En el Museo del Prado de Madrid, está espléndidamente representado este gran pintor plano de la pintura universal de leonardo, Velázquez, Rubens, Rembrandt, Rafael y algunos otros escogidos. Entre los cuadros  que alli figuran se encuentran: un Autorretrato, La emperatriz Isabel de Portugal, Felipe II, Venus y Adonis, Adán y Eva, Dánae y la lluvia de oro, Adoración de los Magos y Jesús y el Cirineo.

la bella de tiziano
La Bella de Tiziano

Autorretrato de Tiziano
Autorretrato



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