El enigma del Mary Celeste

El asunto: La desaparición de la tripulación del Mary Celeste.
Cuándo: Noviembre de 1872.
Dónde: El Océano Atlántico.
El misterio: El 4 de diciembre de 1872, el Dei Gratia, un bergantín inglés comandado por el capitán David Read Morehouse, estaba en alguna parte entre Nueva York y Gibraltar cuando su tripulación descubrió un barco que se movía de un modo extraño y errático. El foque y la vela de estay delantera estaban colocados y navegaba con viento de estribor. Cuando la tripulación del Dei Gratia se puso al habla con él, no hubo respuesta. El capitán ordenó al piloto, Oliver Deveau, remar hasta allí y averiguar qué estaba sucediendo. Esta parte de la tripulación identificó al barco como el Mary Celeste, que había estado atracado en Nueva York al mismo tiempo que el Dei Gratia.
Cuando llegaron a bordo, no había nadie allí. Aunque los relatos difieren, coinciden, sin embargo, en ciertos puntos. En la cabi­na, las seis ventanas estaban cerradas y aseguradas con entablonados de madera y lonas. Las arcas de la ropa estaban secas y las navajas de afeitar no estaban herrumbradas —obviamente, el barco no había zozobrado. Una ampolleta de aceite para máquina de coser estaba en posición vertical junto a un carretel de hilo de algodón, lo que permitía suponer que no había habido marejada. Había gran cantidad de comida y de agua —suficiente para algunos meses— a bordo. En una pizarra en la cabina del piloto se hallaba un mensaje: «Fanny, mi querida esposa...» Había agua en el piso de la galera del barco y la trampa de la escotilla había sido quitada. Una de las bombas había sido quitada para permitir que descendiera la barra de sondeo. Se observaban algunos daños —un reloj estro­peado por el agua; el compás de la caja de cubierta estaba roto; había rajaduras en la borda, y el aparejo estaba rasgado. Los botes salvavidas, si es que había existido alguno, ya no estaban allí. Pare­cía como si aquellos que habían estado a bordo, hubieran partido con gran premura. Alguna ropa de mujer y juguetes de niño se hallaban desparramados, y una impresión, de la medida del cuerpo de un niño, marcaba la cama del capitán.
Morehouse ordenó a Deveau y otros dos tripulantes llevar al Mary Celeste a Gibraltar, donde fue entregado en custodia a la corte del vicealmirantazgo inglés como buque abandonado, iniciándose una investigación. Morehouse deseaba reclamar sus derechos de salvamento. El juicio duró semanas. Se estableció que la última anotación en el diario de navegación, el 24 de noviembre, daba una latitud de 56° norte y una longitud de 27° 20' oeste. A bordo habían estado el estricto capitán Benjamín Briggs de Nueva Inglaterra, su esposa, su pequeña niña y una tripulación de 7 personas. Nuevas evidencias hicieron surgir nuevas preguntas, ¿Había un hacha ensangrentada hundida en el mástil? ¿Habían sido cortadas intencionadamente las barandillas? ¿Dónde estaban las constancias de embarque y sus manifiestos ? ¿Qué había sucedido durante los 10 días desde que ha­bía sido abandonada hasta que fue hallada por el Dei Gratía? ¿Se había encontrado una espada italiana? ¿Cómo habían sido botados los barcos salvavidas, si es que hubo alguno?
La corte fijó una prima de 1.700 libras esterlinas al Dei Gratía por el rescate y devolvió el Mary Celeste a sus dueños, pero no dio res­puesta satisfactoria sobre lo que había ocurrido con el buque aban­donado.

Posibles soluciones:
1. La tripulación del Dei Gratia había matado a todos a bordo del Mary Celeste por el dinero del salvamento. (Si fue así, resultó una aventura mucho menos lucrativa de lo que ellos habían esperado que sería.)

2. La tripulación del Mary Celeste encontró agua en la sentina, inter­pretó erróneamente su importancia y abandonó el barco con pánico. (Si fue así, el capitán, que era equilibrado y competente, debió haber
estado muerto de un ataque al corazón u otra enfermedad, en el mo­mento del suceso.)

3. Piratas aquietaron y dieron caza al Mary Celeste, lo abordaron y luego dieron muerte a todos. (Sin embargo, no había evidencias de piratas en el área en esos momentos.)

4. Todos a bordo murieron debido a una plaga. (¿Qué sucedió con los cuerpos?)

5. El barco fue atacado por un calamar gigante.

6. De alguna manera, la esposa del capitán había sido asesinada y éste, apesadumbrado, había saltado por la borda. La tripulación se había emborrachado y, después de una serie de peleas sangrientas, fueron dejando el barco en grupos. Después que los muertos fueron enterrados en el mar, los demás trataron de llegar a tierra usando los barcos salvavidas.

7. En Strand Magazine (Revista de marina), publicada en Londres en 1913, un graduado de Oxford, Howard Luforth, dio su versión, aunque puede parecer increíble: la tripulación había construido una
plataforma desde la cual podían observar al capitán y al piloto cuan­do ellos nadaban, corriendo carreras alrededor del barco. Los dos nadadores fueron atacados por un tiburón y la plataforma cayó hun­diendo a la tripulación en el mar.

8. El cargamento de alcohol del barco había explotado. (No había ninguna evidencia de fuego o explosión según el informe de la tri­pulación del Dei Gratia que abordó el barco.)

9. Un submarino sacó al capitán y a la tripulación, llevándolos al fondo del océano; allí fueron transferidos a un OVNI que voló hacia el espacio exterior.

10. Un miembro de la tripulación era un maníaco homicida y ase­sinó a todos a bordo y luego se suicidó. (Qué sucedió con los cuerpos no se explicó.)

11. Según una sesión de espiritistas, el capitán Briggs habría encon­trado una nueva Atlántida y desembarcó en ella. Todos dejaron el barco para admirar las praderas y las casas de mármol en la maravi­llosa isla; mientras estaban allí, la isla se hundió de nuevo ahogán­dolos a todos.

Nota: Cualquiera que haya sido la verdadera historia, los que viajaban en el Mary Celeste nunca fueron encontrados. Hay un cuadro del Mary Celeste en el museo de la ciudad de Aulex, New Brunswick. Según John Godwin en This Baffling World (Este mundo descon­certante) también existe un museo del Mary Celeste. Él dice: «En Nueva York, en el número 45 de Wall Street, la Atlantic Mutual Insurance Company (Compañía Atlántica de Seguro Mutual) man­tiene un pequeño museo dedicado al misterio del Mary Celeste. La habitación del Mary Celeste imita la oficina de un asegurador de anti­guos tiempos. Entre los recuerdos hay un modelo del barco de 35 pulgadas, auténtico en cada detalle. Un escritorio, que había pertenecido originariamente al propietario del barco, aparece exacta­mente como estaba cuando el barco fue abordado por la tripulación del Dei Gratia