Las cortaduras y rasguños menores son parte de la vida diaria, especialmente para los niños pequeños y activos. Típicamente, una abrasión es un tipo de herida donde la primera capa de piel es raspada o frotada. Estas heridas, aunque superficiales, necesitan ser tratadas adecuadamente para evitar la infección y sanar rápidamente.
Por lo general, las abrasiones se pueden tratar con seguridad en casa siguiendo estos cuatro pasos:
Evaluar la herida.
En casos graves, si la herida sangra mucho y no puede detener la hemorragia después de 10 minutos de presión directa busque ayuda médica.
Si la herida es superficial, continúe con los siguientes pasos:
Limpie el área afectada
Lávese las manos con agua y jabón antes de tocar cualquier herida abierta.
Limpie la herida con agua fría o tibia con un jabón suave. No limpie la herida con peróxido de hidrógeno o alcohol. El uso de peróxido de hidrógeno o alcohol de frotamiento para limpiar una lesión en realidad puede dañar el tejido y retrasar la cicatrización.
Retire suavemente cualquier suciedad, piedras o escombros y trate de no frotar la herida.
Detenga el sangrado leve
Coloque gasa estéril o una toalla limpia sobre la herida y aplique presión directa con la palma de la mano.
Continúe presionando durante uno o dos minutos después de que el sangrado se detenga.
Cubra la herida
Aplique una capa delgada de ungüento antibacteriano como Neosporin o Bacitracin a la herida.
Si la herida es menor, puede dejarla abierta al aire hasta que sane.
Si la herida está en un lugar como las manos o los pies, es más probable que se ensucie y se pueda cubrir con un simple vendaje.
Cambie el apósito todos los días; cámbielo con más frecuencia si se ensucia.
Si usted comienza a notar enrojecimiento, secreción (pus) o aumento del dolor en el área, busque atención médica de inmediato, ya que estos son signos de infección.