Para lanzar un cohete al espacio es necesario, ante todo, contrarrestar la atracción de la Tierra. Además, hay que dotar al aparato de los medios necesarios para su propulsión en el vacío sideral. Estos dos obstáculos fueron vencidos con el invento de los cohetes espaciales, los primeros de los cuales fueron lanzados en 1957 por los soviéticos. Generalmente un cohete consta de varias secciones, que contienen el carburante y el comburente necesarios. Estas secciones van des
prendiéndose una tras otra hasta que el satélite artificial ha sido colocado en la órbita prevista o la nave espacial inicia el viaje proyectado.