Ciertos ingenieros, especializados en las técnicas de sonido, dirigen las grabaciones sonoras de los programas de radio y televisión, y también de las películas cinematográficas.
Durante las grabaciones, el feudo del ingeniero de sonido suele ser una habitación aislada en un estudio o en un vehículo especialmente equipado. Sentado ante un tablero de mandos, al amparo de los ruidos procedentes del exterior, da órdenes al exterior, a los hombres encargados de colocar o de desplazar los micrófonos, por medio de gestos o gracias a la ayuda de un micrófono independiente. Tanto en el cine como en la televisión, los encargados de los micrófonos deben realizar a menudo verdaderas acrobacias para quedar fuera del campo de la cámara; además deben permanecer largos ratos en posturas extenuantes o peligrosas. Una vez terminada la grabación, el ingeniero de sonido procede al montaje de la banda sonora, mezclando los diálogos, los ruidos y la música.