¿Quien escribió toda su obra encerrado en la biblioteca de su castillo?
En el año 1533 vino al mundo en el castillo de Montaigne, en el Perigord, Francia, Michel de Montaigne, un escritor cuya obra, los Ensayos, ha mantenido el interés a través de los tiempos. Hijo de madre judía de raza y protestante de religión, y de un rico comerciante, recibió una exquisita educación, en colegios primero y con preceptores mas tarde. Brillante y bien parecido, fue durante su juventud consejero del Parlamento de Burdeos, pero al cumplir los treinta anos falleció su padre y Michel heredo una gran fortuna, que le permitió dimitir de su cargo y regresar a su castillo. Allí, en el tercer piso de la torre, hizo instalar una enorme biblioteca, donde permanecería la mayor parte de su vida, y a la que nadie tenia permiso para subir, ni si-quiera su esposa. Esta biblioteca, que todavía se conserva, nos revela los gustos de Montaigne, propios de un humanista: Horacio, Virgilio y Plutarco se encontraban entre sus favoritos. A pesar de ello, hacia los 47 anos, abandono su torre de marfil para viajar por Francia, Suiza, Italia y Alemania, y de 1581 a 1585, acepto ser alcalde de Burdeos. En su pensamiento se reflejan las características del humanismo y el subjetivismo, típicas del Renacimiento, junto a un escepticismo, bastante peculiar en su época. Es cierto que esta actitud escéptica tiene sus precedentes en las doctrinas estoicas y epicúreas de la antigüedad, pero en el brota, sobre todo, a través de su propia experiencia y la siente como una necesidad individual. Montaigne descubre la insignificancia del hombre que, al creerse superior al resto de las cosas, olvida los vínculos que le unen a la naturaleza. Este vivir de acuerdo con la naturaleza, despreciando falsas ambiciones y alcanzando la tranquilidad de ánimo, es el eje fundamental de su pensamiento. Desconfía de la ciencia, enseña el culto de lo relativo y ensalza las virtudes de la duda. Cada pueblo tiene sus costumbres y sus leyes y no hay un punto de vista objetivo desde el cual poder juzgarlas. ¿Como encontrar una verdad general? No es de extrañar que Montaigne ordenara acuñar una medalla, en la que se veía una balanza con dos platillos exactamente equilibrados, donde podía leerse: ¿Qué se yo? Montaigne recomienda, también, acatar las leyes, para evitar los mayores males que provoca la rebelión, pero tales recomendaciones no tienen otro fin que el de alcanzar la felicidad individual, la única autentica. Esta frase resume bien su pensamiento: Hay que prestarse al prójimo y no darse mas que a uno mismo.