El hombre-rana, provisto de un ligero equipo, trabaja bajo el agua por cuenta de empresas privadas que pretenden investigar, construir, reparar, etc., y también realizar salvamentos.
El submarinista profesional utiliza la escafandra autónoma del comandante Cousteau, popularizada por los aficionados a la pesca submarina. Lleva un traje isotérmico, aletas y gafas. El submarinista respira gases comprimidos —oxígeno y nitrógeno a sesenta metros de profundidad, oxígeno y helio a más metros— a través de botellas fijadas en su espalda y empalmadas a su inhalador bucal. El hombre-rana no suele ir más allá de los cien metros. En las inmersiones profundas, la subida, más peligrosa que el descenso, se realiza escalonadamente y dura varias horas, sea cual sea el tiempo pasado en el fondo. Los hombres-ranas pueden ser funcionarios o trabajadores independientes.