El año de 1961 vio convertirse en realidad el sueño más ambicioso de la humanidad: la conquista del espacio extraterrestre, punto de partida para los viajes interplanetarios.
El 12 de abril de 1961, Yury Alexeievitch Gagarin realizó la portentosa hazaña. Con ella inmortalizó su nombre, dejándolo como símbolo del triunfo del hombre en la Era Espacial que estamos viviendo.
Yuri Gagarin, joven oficial de la aviación soviética, fue el primer hombre que hizo un viaje de ida y vuelta, desde la Tierra, por el espacio sideral. En la historia de todos los tiempos figurará como el primer cosmonauta humano. Navegó durante más de una hora, en órbita alrededor de la Tierra, en un aparato que pesaba cerca de cinco toneladas. La velocidad en órbita de su nave fue de 29,000 kilómetros por hora. La distancia mínima de la órbita en relación con la Tierra (perigeo), fue de 175 kilómetros, y la máxima (apogeo), de 302.
El cosmonauta soviético falleció en un accidente aéreo el 27 de marzo de 1968. Sus restos mortales fueron enterrados en el muro del Kremlin.
Gagarin ha sido llamado "el Cristóbal Colón del siglo XX". Su proeza personal y valor heroico son indiscutibles, pero en realidad, su triunfo, más que el de un ser humano en particular, es la victoria de los hombres de ciencia que la hicieron posible. A los científicos de la Unión Soviética, basados en la teoría y en los cálculos que formuló hace sesenta años el profesor Tsiolkovsky, cupo la gloria de consumar la portentosa proeza. Pero ésta, como todas las de la humanidad, es la victoria de una técnica que el esfuerzo combinado de sabios de todas las nacionalidades ha hecho posible.