La Trimurti En la evolución de las ideas religiosas de la India desde su primitivo politeísmo hacia una unidad en sus mitos religiosos y en sus dioses, surge la Trimurti.
Esta concepción mística ha tenido una significación distinta según los tiempos o los pueblos. Unas veces, corresponde a tres manifestaciones distintas de una sola deidad: tal sucede entre los adoradores del fuego, porque el dios de este elemento, Agni, tiene tres modalidades: el fuego celeste o sol; la luz, en los aires, y la llama, en la tierra. Otras veces, como consecuencia de dicha evolución, se reúnen las deidades, las creencias o los elementos míticos en grupos de a tres. Así, en las oraciones de los antiguos hindúes, se hacía una triple invocación a Agni, el dios de las regiones terrenas; a Vata, el de los aires sutiles; y a Surga, el del firmamento inmenso. Estos conceptos laten ya en los antiguos y sagrados libros de los Vedas, sin que se dibujen claramente de un modo definido y concreto en ellos.
La forma más generalmente conocida de la Trimurti es la que nos presenta a Brahma, Vishnú y Shiva como dioses que la constituyen; cualquiera de estas figuras puede ser la preferida, según la devoción del creyente. Según la interpretación más aceptada, Brahma representa el espíritu creador, Vishnú, en su forma humana, el conservador, y Shiva, el destructor. En tal sentido, aparecen estas tres divinidades constituyentes de la Trimurti hindú en las obras de Kalidasa, especialmente, en el Harivamsa y Kumarasambhava.
Esta idea de representar a la divinidad en forma triple se extiende por Oriente y se incorpora al budismo con su tríada constituida por Buda, Dhyani-buda y Dhyani bohdi-satra, y otras formadas de un modo algo distinto. Este mito aparece de un modo plástico en la célebre escultura de la Trimurti del templo subterráneo de la isla de Elefanta, frente a Bombay (India), y en infinidad de esculturas tibetanas, chinas y japonesas, que representan reunidas a tres divinidades.