Cuanto más lejos están los árboles, más pequeños parecen, y la distancia que separa las dos hileras parece disminuir también.
El ángulo desde el cual vemos un objeto disminuye con el alejamiento. El poder separador del ojo varía de un individuo a otro, pero tiene un limite. Si, por ejemplo, la anchura de la carretera se observa desde un ángulo inferior a un minuto, aproximadamente, para una vista normal todos los puntos comprendidos en esta zona se confunden. El ojo ya no puede separarlos. Los árboles parecen unirse en el infinito, puesto que los puntos del uno ya no pueden distinguirse de los del otro en la retina.