El mundo de los gitanos

LOS GITANOS
En 1768, la emperatriz María Teresa de Austria ordenaba publicación del siguiente decreto: "Está prohibido a los gitanos vivir en sus tiendas y chozas y vagabundear de mn lado a otro del país. En el término de algunos meses de­berán abandonar completamente las costumbres de su vida nómada y salvaje, para reunirse, como los demás subditos de Su Majestad, en ciudades y pueblos, construirse viviendas más decentes y dedicarse al ejercicio de oficios honestos. Deberán procurarse vestimentas acordes con las costumbres del país y llevar una vida ordenada y regular."
Pero éstas y otras disposiciones adoptadas antes y des­pués por muchos soberanos de Europa no sirvieron para cambiar el modo de vida de los gitanos.


MIGRACIONES
No se conoce la época en que los gitanos abandonaron su tierra de origen y se dispersaron por el mundo.
Algunas crónicas bizantinas antiguas señalan que en el siglo IX numerosos grupos de gitanos se encontraban en Cilicia (región del Tauro, Asia Menor). De allí, algunos se dirigieron hacia el África septentrional y otros llegaron a Europa. Hungría y Bohemia fueron los países preferidos (por eso se los llamó también "bohemios").
Se sabe que en 1250 muchos gitanos formaban parte del ejército de Bela II, rey de Hungría.
De todos modos, algunos historiadores sostienen que la gran emigración de la India pudo haberse producido a raíz de la invasión del conquistador tártaro Tamerlán, quien irrumpió en dicho país hacia el año 1397.
En Europa los gitanos llegaron en grandes contingentes a principios del siglo XV.
Los gitanos se instalaron siempre en pequeños grupos, cada uno de los cuales tenía su propio jefe. Éste se arrogaba a menudo el título de conde, de duque o de rey del Egipto menor.

Algunos grupos, especialmente los que se establecieron en España y Rumania, poco a poco fueron abandonando la vida nómada y viven ya en pueblos de cabanas. Pero no han renunciado a sus viejas ansias de libertad que los han mantenido siempre al margen de la sociedad.


HUÉSPEDES INDESEABLES
Los primeros gitanos que aparecieron en Europa fueron considerados pobres peregrinos egipcios y, como tales, reci­bidos con respeto en las poblaciones. Pero pronto mostra­ron ser vagabundos, inclinados al hurto y al engaño. Mu­chos de ellos se dedicaron a algún tráfico desleal u otras ar­tes de astucia y pillaje; mientras sus mujeres, dándoselas de quirománticas, iban ofreciendo la buenaventura a los incautos.
Entonces comenzó en toda Europa una verdadera perse­cución de gitanos. En 1499, los Reyes Católicos de España publicaron un edicto en el que se intimaba a los gitanos a abandonar su vagabundeo o bien a irse del país.
En el siglo siguiente, Francisco I, rey de Francia, dio or­den de "exterminarlos a hierro y fuego".
Muy rigurosas fueron también las providencias tomadas en el siglo xvn en el ducado de Milán. El 15 de marzo de 1663 se dio a conocer un edicto por el que se prohibía a los gitanos la entrada en el ducado, bajo pena de siete años de cárcel a los hombres, y de ser públicamente azotadas y su­frir la mutilación de una oreja, las mujeres.
Los árabes los llamaban "caramis" (ladrones), debido a la mala fama que tenían en todo el mundo.
En nuestros tiempos, la presencia de los gitanos es tole­rada porque paulatinamente se han ido civilizando, y rara vez cometen delitos graves. En Francia todavía están obli­gados a proveerse de un documento especial de identidad parecido al de los galeotes. En cambio en México y en otros países gozan de mayor libertad.


LOS TZIGANOS O ZÍNGAROS
Los gitanos han demostrado tenes una disposición innata para la música.
Muchos de ellos, especialmente la que se hallan en Hungría, y que en la lengua de ese país son llamado "tziganos", son hábiles violinistas a la vez que buenos compositores. La característica música tzigana es famosa en todo el mundo.
En el siglo XIX, muchos gitanos músicos formaban parte de las bandas militares húngaras.