Trajano, el primer gran emperador español (98-117). Más de cuarenta años de edad tenía Marco Ulpio Trajano, nacido en Itálica (España) el año 53, cuando fue adoptado por el emperador romano Nerva y designado para la sucesión al trono. Había demostrado su valor con las armas en la mano en Oriente y en Germania, y había sido cónsul el año 91. El prudente y juicioso Nerva dio muestras de gran talento al seleccionar para el trono imperial a quien había de dar días de gloria y provecho al Imperio Romano.
Fue un gobernante liberal, inteligente y amante de la justicia. Realizó grandes obras públicas, tanto en lo interior como en lo exterior (Foro de Trajano, con la famosa columna que perpetúa el nombre del emperador, Biblioteca Ulpia, ampliación del Circo Máximo, reforma del puerto de Ostia, carreteras, puentes sobre el Tajo, el Rin, el Eufrates, el Tigris y el Danubio, etc.). Trajano prohibió las delaciones al estilo de la época y la condena de los ausentes; y sólo autorizó el castigo de los cristianos que fueran habidos por denuncia o sorprendidos en el ejercicio de su culto (tercera persecución), mas sin permitir a los funcionarios la iniciativa de su búsqueda. Su doble política de reformas favorables a la aristocracia y al pueblo, y su respeto a las leyes le granjearon la simpatía pública.
En lo militar, Trajano incorporó la Dacia al Imperio, derrotó a los Partos y formó con los territorios conquistados tres provincias romanas: Armenia, Mesopotamia y Asiria. Los juegos públicos que organizó con motivo de su triunfo en la Daeia, base de la moderna Rumania, duraron ciento veintitrés días.
Trajano fue un gobernante romano que se caracterizó por trabajar con seriedad y eficacia, fue hombre de costumbres muy sencillas y tuvo el acierto de adoptar a Adriano y escogerlo para la sucesión al Imperio.