Los vinos se pueden clasificar:
según la procedencia, en vinos nacionales y extranjeros; según el color, en tintos y blancos; según el gusto, en secos, suaves y dulces; según sus características, en vinos de mesa, vinos para cortar, vinos de lujo y vinos espumantes.
Los vinos de mesa son los producidos en mayor cantidad. Tienen sabor seco, y raras veces son suaves. Generalmente se conservan en botellas o damajuanas.
Los vinos para cortar tienen una elevada graduación alcohólica, y se fabrican para ser agregados a los vinos débiles y corregir sus defectos. En esa forma puede brindarse vinos de tipo uniforme.
Los vinos de lujo son los que poseen un marcado porcentaje de alcohol, azúcar y sustancias aromáticas, lo que les confiere las características de los vinos de precio.
Los vinos espumantes están conservados siempre en botellas. Contienen anhídrido carbónico en gran cantidad; éste al quedar libre, cuando la botella es destapada, produce la espuma característica.