La flor, de la que se derivan el fruto y la semilla, es un órgano característico de las plantas más evolucionadas. Su aparición se remonta a una época relativamente reciente: unos 100 millones de años. Las flores constituyeron, por tanto, la última gran novedad en la evolución del mundo vegetal, que se desarrolló casi paralelamente a la aparición de los mamíferos. Las plantas que en la era precedente habían formado extensos bosques. carecían de flores: gínkgo, sequoias gigantes, álamos, encinas, sauces y arces, eran las más difundidas. Pero, en determinado momento, hicieron su aparición las primeras plantas con flores. Las nuevas especies, favorecidas por los numerosos insectos polinizadores que entre tanto se habían difundido enormemente, invadieron muy pronto todas las regiones, modificando el aspecto de los bosques y creando distintas condiciones de vida muy favorables para los nuevos pequeños seres de sangre caliente que se estaban extendiendo por toda la Tierra. Durante muchos millones de años, los primitivos mamíferos permanecieron ocultos a la sombra de estas nuevas especies vegetales.