Un rápido puede considerarse una cascada en fase senil. En efecto, con el paso del tiempo, y a causa de la acción erosiva del agua que lima los saltos rocosos del curso de un río, las cascadas están destinadas a transformarse en rápidos tumultuosos, asociados a menudo con cataratas, es decir, con saltos y elevaciones rodeadas de espumosas aguas. Los rápidos son muy peligrosos para la navegación fluvial, y en algunos casos hacen impracticables los cursos de agua. El descenso de los rápidos en canoa constituye un deporte muy practicado en Norteamérica. Desde hace algunos años, este tipo de pruebas han entrado a formar parte de las especialidades olímpicas, hasta el punto de que, por primera vez en las Olimpiadas de Munich de 1972, se construyó un largo curso de rápidos para hacer posibles estas competiciones.