Es sabido que Picasso fumaba, lo que pocos saben, en cambio, fue que el humo del cigarro una vez salvo su vida.
La historia dice que cuando el gran español nació no respiraba.
La comadrona pensó que estaba muerto, por lo que prefirió concentrarse en la madre dejando al bebé a un lado, pero por suerte un tío, que era médico, decidió intentar algo desesperado, y echó el humo de su cigarro en la nariz del bebé.
El genio recién nacido comenzó a toser, llorar, y luego respirar por su cuenta...
-Una de cal por las innumerables de arena para el tabaco.