Cuando Marco Polo regresó a Venecia en 1295, dio a conocer relatos maravillosos de lo que había visto, lo cual le originaron burlas y acusaciones de exageración. Las descripciones de Marco Polo le parecieron a los venecianos como divagaciones salvajes o la imaginación de un niño.
Marco Polo, sin embargo, insistió en que sus historias eran ciertas. En su lecho de muerte, Marco dijo: "No les he contado ni la mitad de lo que vi." Hoy no se sabría el nombre de Marco Polo, de no haber sido capturado mientras luchaban las ciudades rivales de Venecia y Génova.
En la cárcel, Marco compartió sus historias con un compañero de prisión llamado Rustichello de Pisa. Rustichello, un escritor de novelas, redactó en un dialecto franco-véneto el libro conocido como Il Milione (El millón o «Los viajes de Marco Polo») acerca de sus viajes. El libro se llamó originalmente Divisament du monde ("Descripción del mundo"), pero se popularizó como Libro de las maravillas del mundo y, más tarde, como Il Milione. Más tarde, estas historias inspiraron a toda una generación de exploradores europeos en busca de las riquezas y las maravillas de Oriente.
Siglos después, un capitán de barco leyó el libro y tomó notas cuidadosamente. Incluso mantuvo el libro con él cuando se embarcó en un audaz viaje al oeste por el Océano Atlántico. Su nombre era Cristóbal Colón.