Los agustinos y dominicos eran las órdenes religiosas de mayor prestigio intelectual en tiempos de Felipe II. Unos y otros se disputaban las cátedras de las universidades. En el año 1561, un agustino llamado fray Luis de León ganó la cátedra de teología de la Universidad de Salamanca, en la cual enseñó durante mucho tiempo; pero fue acusado de judaizante en sus comentarios bíblicos, lo cual provocó la intervención de la Inquisición, que lo hizo encarcelar. Cinco años paso en prisión, y cuando en 1576 quedó absuelto y volvió a iniciar su labor docente, comenzó su primera clase con estas palabras: «Decíamos ayer...», como si estos cinco años no hubieran existido, como si no tuvieran importancia y no lo hubieran afectado ni a él ni a su cátedra. Tal era el carácter de este gran escritor. Su elevado espíritu y su serenidad ante la vida se reflejan en esas poesías sosegadas que parecen discurrir por la belleza de las cosas, en lo que tienen de sencillo y armonioso. He aquí unas estrofas de su Vida retirada:
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!
Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.
Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera,
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura,
Y mientras miserablemente
se están los otros abrasando
con sed insaciable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.
Esta poesía es una interpretación del Beatus Ille, de Horacio, pero la ironía y la indiferencia de este escritor latino se halla sustituida en fray Luis de León por amor y exaltado elogio a la vida en el campo, a la tranquilidad de los lugares retirados en los que es posible la meditación. Fray Luis fue el gran poeta lírico de la época de Felipe II.
Fray Luis de León nació en Belmonte (Cuenca) en 1527. Ingresó en la orden de los agustinos y ocupo varias cátedras en la Universidad de Salamanca. Obras en prosa: La perfecta casada, De los nombres de Cristo, A Felipe Ruiz, Morada del cielo y otras. Murió en 1591.