Las riquezas naturales —oro, hierro, petróleo, uranio, etc.— están bajo tierra. El prospector es un geólogo que busca en la superficie indicios que permitan localizar los preciados minerales.
En general, el prospector es un especialista y no se lanza al azar, impulsado por simples presunciones, como en la época de los buscadores de oro. Tras un estudio teórico y un reconocimiento del terreno, a veces desde el aire, recorre metódicamente las zonas más prometedoras. Antes, el prospector se contentaba con extraer y analizar muestras. Actualmente utiliza aparatos que miden las radiaciones, la intensidad magnética, etc., delimitando así un perímetro preciso para efectuar investigaciones en profundidad. Su búsqueda tiene lugar casi siempre en regiones poco exploradas, donde el clima es duro y los desplazamientos resultan difíciles. La prospección en las regiones civilizadas es menos aventurada y, a veces, da resultados satisfactorios.